martes, 10 de noviembre de 2009

El ingrato nepotismo de la Presidenta

Dentro de un libro titulado "el club de las mujeres ambiciosas", se han publicado unas antiguas declaraciones de la Presidenta de la Comunidad de Madrid en las que, supongo que inadvertidamente, se deja ver una vez más su verdadera cara. Asegura doña Esperanza que cuando Rodrigo Rato se marchó a Washington le pidió que "cuidara de su gente", y ella asegura: "he cumplido, están todos colocados". Y es que a la Presidenta hay que agradecerle la sinceridad, no todos los líderes políticos de este país admiten públicamente haber practicado esta suerte nepotismo actual en el que se sustituye a los familiares por los correligionarios, aunque una gran parte de ellos lo haga, pero desde luego, salvo tal vez Carlos Fabra y Manuel Baltar, ninguno se atreve a presumir de ello y a exhibir orgullosa lo que, en lugar de tráfico de influencias, considera méritos. Visto lo visto, no le han salido muy a cuenta los servicios prestados al señor Rato, pero eso es otra historia.
Sin embargo, la misteriosamente escasa repercusión de esa frase no es lo que más me llama la atención de la prensa hoy, sino la surrealista contratación por parte de la Generalitat de un servicio de traducción para la comparecencia en comisión de una delegación nicaragüense (del catalán al castellano, sí, pero también ¡del castellano al catalán!). Obviamente, nadie utilizó los auriculares y el gasto debiera considerarse en buena lógica como una malversación de fondos públicos en toda regla, pero queda por saber si, como a toro pasado han declarado los responsables, se trataba de sensibilizar a los nicaragüenses sobre el respeto a las lenguas minoritarias o si, teniendo en cuenta que con la visita de una delegación salvadoreña no se hizo lo propio, quien tramitó la contratación desconocía el idioma que se habla en Nicaragua. Sinceramente, no termino de decidir cual de las dos opciones es más desalentadora.

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