miércoles, 14 de enero de 2009

Huelga de principios

Dada la situación económica que padecemos sería lógico e irreprochable un cierto nivel de movilización social, desde luego no seré yo quien le niegue el derecho de huelga y/o de manifestación a ningún ciudadano, pero paradójicamente ésta se está dando no entre los parados, la gente de la construcción, los becarios, en fin, entre aquellos que han quedado en una situación más precaria con la actual crisis, sino que quienes amenazan con la huelga o la ejercen de forma encubierta son precisamente jueces y pilotos de Iberia, colectivos que, como todo el mundo sabe, tienen sueldos y condiciones laborales marcadamente desfavorables en su comparación con el común de los mortales, ¡qué duda cabe!
No deja de ser sorprendente que en situaciones de crisis sean precisamente quienes más se ven afectados los que tengan que dar mayores muestras de responsabilidad, mientras que aquellos que gozan de una situación privilegiada, desde cualquier punto de vista que se mire, sean quienes se permitan el lujo de ejercer su legítimo derecho a la huelga (doctores tiene la iglesia que dudan de dicha legitimidad en el caso de los jueces, y otros que la respaldan, yo lo desconozco) basándose más que en reivindicaciones laborales justas, en su desmedida soberbia los unos y en su desmedida codicia los otros. Tampoco es que ambos casos sean equiparables más que en su irresponsabilidad y el daño que causan a los ciudadanos, los jueces sí que tienen una sobrecarga de trabajo en algunos casos irracional y al menos avisan de sus intenciones, no lo hacen cobardemente y de forma encubierta como los pilotos.
El derecho a la huelga es un pilar fundamental de nuestro sistema constitucional, no está en entredicho ni debe estarlo jamás, pero estas huelgas en concreto más que a ejercicio responsable de los derechos de los trabajadores suenan a broma macabra de tan mal gusto como escasa oportunidad.

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