jueves, 22 de enero de 2009

Dos miradas

En primer lugar debo pedir disculpas por ceder a un acaloramiento momentaneo y anunciar el cierre del blog sin haberlo meditado suficientemente. Estar desencantado de la política no es motivo suficiente para dejar de participar, aunque sea tangencialmente, en ella, sino que más bien debería suponer un incentivo. Hay que intentar cambiar lo que no gusta, en lugar de indignarse en silencio.
Y dicho esto, quisiera volver sobre alguno de los temas llamativos que aparecen estos días en prensa, como es el extraño caso de espionaje en la Comunidad de Madrid. La primera mirada sobre este tema me lleva a retomar lo último que dije sobre él, porque no deja de ser curioso que ante dos informaciones sucesivas aparecidas en un mismo periódico, para la Presidenta de la Comunidad la primera no goce de ningún crédito precisamente por venir de ese medio y sin embargo la segunda goza de tanto como que se solicita inmediatamente la intervención de la fiscalia. ¿No habíamos quedado que no había que prestar atención a lo que ese periódico publicara? ¿Por qué habríamos de dar crédito a una información sí y a otra no, a conveniencia del Gobierno de la Comunidad?
Ahora bien, ningún análisis sobre este tema estaría completo sin una segunda mirada dirigida en esta ocasión no sobre los actores principales de este caso, sino sobre la forma en que las está publicando el periódico en cuestión. En primer lugar publica una información sobre una supuesta red de espionaje creada por Francisco Granados fundamentalmente para investigar escándalos de corrupción, con lo que se crea un cierto estado de opinión según el cual los investigados deben ser sospechosos de comportamientos deshonestos. Sin embargo en días sucesivos se publican seguimientos a diferentes integrantes del Gobierno de la Comunidad y del Ayuntamiento, y en ningún momento se dice que Granados sea el responsable, pero la sibilina forma de publicar ambas noticias deja en el subconsciente la posibilidad de que sea así. Además, es interesante el caso de Ignacio González porque la noticia se centra en el espionaje y de forma tangencial se deja caer que de los informes de seguimiento se podría desprender alguna duda sobre la honorabilidad del sujeto investigado, es decir, se intenta sembrar la semilla de una duda pero sin sembrarla directamente, sino lanzandola descuidadamente al viento a ver si hay suerte y cae en el lugar apropiado. No me cabe ninguna duda de que si el diario tuviese la menor sospecha de corrupción o deshonestidad del Vicepresidente lo anunciaría con fanfarrias y clarines, no de esta forma, por tanto cabe preguntarse hasta que punto es necesario, o mejor, ético, difundir el contenido de unos informes de origen tan discutible como oscuro cuando la noticia no es el contenido, sino su existencia. Cuando existe un comportamiento delictivo en el que cabe hablar de delincuente y de víctima, no es de recibo trasladar veladamente la deshonestidad a la víctima.
En el tercer capítulo, el espiado era Manuel Cobo, el Vicealcalde de Madrid, y aquí el periódico se tira directamente a la piscina titulando que el gobierno de Aguirre espió a Cobo. Y hoy, el cuarto capítulo, al exconsejero de Justicia que parecía ser afín a la dirección nacional de su partido, no a la autonómica. Es decir, una vez que se logra que la Presidenta trate el tema del espionaje, lo condene e inste a su investigación, se publican otros casos en los que se la presenta a ella o a sus subordinados como responsables. Sin duda cuando lo expone así tendrá indicios suficientes como para poder demostrar la afirmación si llegado el caso fuera necesario, nada que objetar si es así, pero de nuevo no es en el contenido, sino en los tiempos en lo que es discutible la actuación del periódico. Aparentemente no puede demostrar que fue Granados quien encargó el seguimiento a González y trata de que lo pensemos sin decirlo explicitamente emparedándolo entre casos que sí atribuye a la Comunidad, obteniendo de paso la impagable declaración de inadmisibilidad de estas prácticas por parte de aquella a quien después se le van a imputar, lo cual, por decirlo de forma clara, viene siendo un gol por la escuadra.
Decir que el proceder de El País en este caso está siendo poco elegante es obligado, como lo es exigir que se investigue a fondo el caso porque de confirmarse que desde la Comunidad se utilizaron fondos públicos para fines personales o partidistas y, además, para la comisión de delitos, sería gravísimo. Lo uno no quita lo otro.
Lo fundamental, desde luego, es que se esclarezcan las responsabilidades del delito, es decir, del espionaje, pero creo que también era interesante reflexionar un momento sobre el papel del periódico por la sencilla razón de que no deberíamos los ciudadanos consentir que se instrumentalizara políticamente nuestra legítima indignación. No pagamos impuestos para que con ellos se cometan delitos (si es que ha sido así), pero tampoco compramos periódicos para que nos manipulen (aunque eso es así a diario).

1 comentario:

alfredo dijo...

¿Llegará el PP a fracturarse, como opinaba un amigo por esto y otras razones?. Yo pienso, que en el supuesto caso de que todo esto sea real, está evidentemente relacionado con la situación interna del PP, con las luchas de poder entre lo prorajoy(donde está Gallardón), y los "liberales" antirajoy, con Esperanza y otros a la cabeza(El Mundo, La COPE...).
Veo difícil, la ruptura del PP, porque supòndría el descalabro de la derecha española, pero el tiempo dirá lo que sucede en las filas del PP y si se produce una ruptura.
Saludos