miércoles, 21 de enero de 2009

El abono estéril de la tercera España

Es difícil no sentir una cierta envidia de la imagen de unidad que se pudo contemplar ayer en la toma de posesión de Obama, da la sensación de que pudiendo existir oposición a cualquier decisión, como es lógico, no la hay a la institución, y sea éste duro o no, el lógico ejercicio de la oposición no parece, y hablo desde la distancia y desde un cierto desconocimiento, derivar en deslealtad más que en pequeños grupos residuales. Y si hablo de envidia es porque entiendo que en España ocurre algo diametralmente opuesto, el drama de nuestra clase política es que, teniendo como tenían entre los principales objetivos de la etapa democrática lograr la superación del cliché de las dos Españas, a día de hoy no sólo la polarización es tal que ambas gozan de muy buena salud, sino que en lugar de superar la división han conseguido la creación de una tercera España que avanza a un ritmo formidable y cuyas filas las engrosan los desencantados de la política en la misma medida que antisistemas y apolíticos variados. Esta tercera España podría muy bien ser el germen de la tan traída y llevada como necesaria revolución ciudadana, pero más bien es tierra abonada para el enraizamiento de populismos y falsos transversales con el ansia de poder como único principio.
Personalmente, hace tiempo que inicié el camino del alejamiento de la política, si bien intenté huir de él a través del luminoso destello de la aparición de Ciudadanos en el que creí ver la luz al final del túnel del desencanto, aunque ahora me parezca que el destello más bien provenía del último clavo ardiendo al que me así fugazmente y que ahora, para qué mentir, percibo un poco frío. Ha sido un experimento tan interesante como ilusionante y me resisto a pensar que al final pueda quedar en nada, pero hoy por hoy en lugar de liderar a esa tercera España encarnando cuanto de bueno hay en ella, languidece por culpa de batallas entre facciones, familias y quintas columnas empeñadas en tomar el control aun a costa de controlar a la postre un cadáver.
Mi actividad política residual se limitaba a mantener este blog. Me impuse la obligación de aportar textos a diario para iniciar a mi manera si no una cruzada al menos una batalla contra el sectarismo, y he tratado de mantenerme tal vez no ecuánime, porque un cierto grado de subjetividad es imposible de evitar, pero al menos no tendencioso y siempre argumentando mis opiniones. No parece que lo haya logrado, de modo que este blog también deja de tener sentido, así que ha llegado el momento de culminar el alejamiento personal de la política, de llevar mi peregrinaje a puerto y cerrar esta bitácora o al menos abrir un periodo de reflexión para ver si merece la pena continuar con ella. Tengo claro que si no aporta, aunque sea a un reducido número de personas, lo que pretendo transmitir con ella, desde luego no tiene ningún sentido mantenerla.
Agradezco a cuantos os habéis asomado cada día por aquí vuestro tiempo, vuestros comentarios y vuestra fidelidad, tal vez volvamos a encontrarnos en un futuro. Ojalá sea así.

2 comentarios:

alfredo dijo...

Andrés, leche, pensamos muy parecido. Yo también estoy muy desencantado con Ciudadanos, del que esperaba otra cosa. En mi caso, buscaba, no se si una tercera España, sino una izquierda diferente, no sectaria, pero con proyectos innovadores y regeneradores de la democracia. Y, sí, ha resultado ser desde el principio un partido que no despega, con diputados que tiran cada uno a su lucha, esperando uno, unirse a otro partido, y los otros, u otro, ciego ante el naufragio del barco, sin querer dimitir cuando tuvo que hacerlo(por opinar así, ciertos anónimos del foro me atacaron con gran dureza hace poquito, pensando que así hacen un favor al partido, cuando sólo contribuyen a hundirlo). Ciudadanos sólo es salvable con un nuevo equipo de gente que lo dirija, que proceda de esa izquierda abierta y no excluyente, que sea y tenga un discurso verdaderamente nacional.
Y sí, llegó la hora de los populismos "rosados", pero llegó por la ineptitud de los que formamos Ciudadanos para impulsar el proyecto.
Yo aún seguiré un tiempo, en Madrid, intentando ver si se puede hacer algo. Mi opinión sincera. Sólo refundando el partido y cambiando de mandos se puede hacer algo, pero unos no creen en el proyecto, y otros sólo creen en su poder .
De cualquier forma te paso mi correo, por si quieres charlar.
alfrecarreras@wanadoo.es.

Saludos, y espero que sigas un tiempo.

Andrés Barrero dijo...

Gracias, Alfredo. Al final he decidido continuar con el blog, reconozco que me precipité al cerrarlo. Lo cierto es que hay que reconocer que en ciudadanos he encontrado una gran cantidad de gente extraordinariamente valida y preparada, brillante incluso, que comparte nuestra forma de ver las cosas, y aunque muchos de ellos dejaron el partido antes o después que yo, sin duda quedáis muchos dentro tratando de convertir C´s en el partido que queremos que sea. Creo que sois minoría, pero eso no significa que el parido siga siendo una opción muy interesante.
Un abrazo