lunes, 1 de diciembre de 2008

El decálogo de las falsas mentiras

Si esta noticia, la confección de un decálogo con las diez mentiras sobre el P2P que resultan ser verdades (o al menos su falsedad es de una inexactitud manifiesta), de la que da cuenta El País fuese iniciativa de la SGAE, uno podría sencillamente indignarse ante semejante muestra de filibustería moral, pero resulta que no, no es una entidad gestión de derechos intelectuales que al fin y al cabo, con mayor o menor elegancia, vela por los intereses de sus asociados, no por lo de la globalidad de la ciudadanía, la felonía se perpetra desde una institución pública, sdesde el Ministerio de Cultura, nada más y nada menos, y es todo un minsisterio quien decide gastarse nuestro dinero en mentirnos para que creamos que es legítimo que nuestros derechos cívicos se supediten a los intereses de determinadas empresas y personas concretas. Pues no lo es, y que sea el ministerio quien lo pretenda es doblemente ofensivo, es más, el mínimo apego a la lógica exigible nos obliga a preguntarnos: si el decálogo fuese fiel a la verdad, ¿para qué demonios pagamos entonces el canon?

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