viernes, 5 de diciembre de 2008

La política del insulto

El diario El Mundo le juega hoy, imagino que inadvertidamente, una mala pasada a su adorada Esperanza Aguirre al colocar consecutivamente en la portada de su edición digital dos de los muchos titulares que habitualmente le dedican (casi siempre en tono elogioso, a qué negarlo), que en esta ocasión entran en abierta contradicción (no los titulares, sino la Presidenta). Por un lado en uno de ellos solicita muy lógicamente la dimisión de Pedro Castro como presidente de la FEMP y, algo exageradamente tal vez, también como alcalde, a cuenta de su inadmisible frase acerca de los votantes de derechas que no reproduciré porque es tan innecesario como lo sería antihigiénico. Está muy bien que los políticos reaccionen ante el recurso al insulto por parte de alguno de ellos, y ojalá lo hicieran siempre hasta lograr que se desterrase esa práctica de la vida pública, en lugar de criticárselo sólo al vecino.
El titular colocado inmediatamente debajo del comentado se refiere a una intervención en la que la señora Aguirre llama "miserables" y "bellacos" a quienes acertada o equivocadamente, eso es irrelevante para el fondo de la cuestión, criticaron su actitud en el atentado de Bombay, además de instar a "dedicarles nuestro desprecio".
El insulto de Pedro Castro a quienes disienten de él es sin duda intolerable y más llamativo, por lo zafio, que los de Esperanza Aguirre, pero no diría que sea más grave, en primer lugar porque él se ha disculpado, y en segundo porque los de la Presidenta parecen sin duda más meditados y ajustados a lo que en realidad quería decir puesto que no se trata de una declaración sino de una nota de prensa.
El insulto, sea burdo o refinado, es inadmisible en política y estaría bien que su crítica fuera honesta y no un simple ejercicio de hipocresía mediante el que desgastar al adversario.

1 comentario:

PARA LA LIBERTAD dijo...

Un gran post y muy ajustado a lo que muchos pensamos, el insulto siempre denota una falta de imaginación, prefiero la ironía, es más saludable

Un saludo