viernes, 5 de noviembre de 2010

Tea Party

Lo llamativo del ascenso del Tea Party en Estados Unidos no es que un porcentaje más o menos amplio  de la población decida libremente apoyar la opción ideológica que estime oportuna sea por identificación intelectual o por cuestiones coyunturales, lo que verdaderamente me sorprende es que se pueda cimentar un movimiento politico o social sobre algunas ideas fuerza que en el mejor de los casos son mentiras escandalosas. No me refiero lógicamente a las recurrentes solicitudes de adelgazamiento del estado, eso lo pide mucha gente en muchos sítios en legítimo ejercicio de su libertad sin que por ello se configure un movimiento con ínfulas de novedoso, me refiero a la inadmisible formulación "que nos devuelvan nuestro país", que implica que en opinión de los sostenedores del tea party la mayoría votos de los ciudadanos que dieron el poder al Obama no conforman una mayoría democráticamente legítima, sino que su libre decisión es en realidad un robo, no una clara y limpia victoria electoral. Porque claro, el país no es del conjunto de los ciudadanos, sino sólo suyo y por eso se consideran legitimados para reclamar lo que les pertenece, porque vaya usted a saber esos votos que sustentaron el advenimiento de Obama de qué clase de ciudadanos de segunda son. Otro tipo de eslóganes, imagino que más publicitarios que otra cosa como que Obama no es estadounidense o que es marxista y/o leninista o musulman, no merecen comentario. Sí lo merece no obstante el disfraz de defensores de la libertad individual que tan sin decoro visten, porque no es cierto que defiendan la lebertad individual, sólo lo hacen frente al estado pero la sirven sin sonrojo en bandeja a los defensores de la moral ultracatólica (creacionismo incluido) con los que se identifican, porque en moral, igual que en política, son dueños de la verdad, que es única y absoluta, y por tanto someterse a ella obligatoriamente no es liberticida, sino decente.
Pedir menos impuestos o menos Estado es lo de menos, es una opción más y se puede defender con cierta solvencia política e intelectual como lo hacen por lo demás innumerables políticos demócratas en el mundo, pero el Tea Party no es sólo eso y por tanto harían muy bien los políticos de nuestro país que parecen querer subirse a su emergente carro en explicar muy bien a qué vagones se suben y a cuales no porque si algo nos sobra en este país son extremismos y no tenemos ninguna necesidad de importar otros nuevos por muy de moda que estén y por mucho que sólo lo sean (o especialmente si lo son) en el terreno moral.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Fascismo en política y liberalismo extremo en economía. ¡Menuda combinación!

Andrés Barrero dijo...

Cierto, sin embargo no deja de tener interés que su mensaje cale en sociedades tan ajenas a la estadounidense como la nuestra pero de igual modo aparentemente indefensas ante el populismo: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/07/espana/1289134647.html

Jorge Juan Morante dijo...

Si, es una pena que ese mensaje este calando aquí, aunque no me sorprendió ver entre los grupos que aspiran a crear un Tea Party a C's.

Un saludo,

Jorge Juan

Andrés Barrero dijo...

Hola Jorge Juan, gracias por asomarte por aquí. El mero hecho de que a ti, que conoces C´s mucho mejor que yo, no te sorprenda que se embarquen en semejante aventura dice mucho (y muy triste) de la actual deriva de ese partido.

Jorge Juan Morante dijo...

Hola Andrés:

Pues si, después de lo de Libertas y el giro al populismo de Rivera no me extraña, como tampoco que ahora lo nieguen, supongo que no querran que se conozca esto hasta después de las elecciones catalanas.

Saludos,

Jorge Juan

alfredo dijo...

En España, el populismo viene de la mezcla de varios elementos en unm discurso político . Trasversalidad, regeneración democrática, a veces neoliberalismo, y nacionalismo(o antinacionalismo). Ahí es donde se vislumbra más peligro.