lunes, 21 de julio de 2008

La irresponsabilidad y la insensibilización: ética y estetica periodísticas ante el terror

Apenas una breve nota en una columna marginal de un periódico informó este fin de semana acerca de los 11 asesinatos en 6 horas ocurridos en Ciudad Juárez y tal vez eso sea una clara muestra de buen criterio periodístico porque la realidad, la triste realidad, es que hace tiempo que la violencia de esa ciudad fronteriza dejó de ser noticia. La capacidad de asombro e indignación de la opinión pública parece ser limitada y si ya nada nuevo nos llega sobre esa terrorífica y no explicada tragedia que suponen los femicidios, ¿porqué habría de conmovernos semejante nivel de violencia aparentemente derivada de una guerra entre narcos? ¿Acaso no estamos ya insensibilizados? Pues me gustaría decir que no, que no lo estamos, pero no sé si estaría mintiendo porque no puedo extrapolar mis intereses a los del resto de la sociedad. Si somos capaces de espantarnos ante los 21 apuñalamientos de Londres, ¿porqué no hacemos lo propio ante los cientos de mujeres asesinadas?, ¿porqué permitimos que mueran dos veces?, ¿porqué toleramos que nos repitan las mismas inconsistentes mentiras tantes veces que comiencen a parecer verdad?
Me vino a la cabeza esta reflexión sobre la insensibilización progresiva de la opinión pública ante determinadas tragedias este fin de semana al ver el tratamiento que algunos (reitero: algunos) medios dieron a los atentados de ETA en Cantabria. Escuché con cierta sorpresa como se decía que no hubo una masacre gracias al mal tiempo, y consecuentemente la escasa afluencia de bañistas, algo ciertamente discutible. Creo detectar que algunos medios tratan irresponsablemente de instalar en nuestra conciencia colectiva la idea de que sólo el azar nos separa de una muerte horrible, y eso no es así, o al menos no lo es estadísticamente. El miedo no es un valor añadido a la conciencia antiterrorista de la ciudadanía, nuestro posicionamiento frente a la violencia y los violentos no debe nacer del temor, sino de una reflexión intelectual, por legítimamente visceral que esta sea, firme y argumentada. Exagerar la nota en el tratamiento informativo del terrorismo puede resultar efectivo, efectista más bien, a corto plazo, pero contraproducente a la larga porque como sociedad, llegar a insensibilizarnos frente al dolor, a convivir naturalmente con el terror, a acostumbrarnos, sería la mayor tragedia que nos podría suceder.

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