lunes, 29 de junio de 2009

Cerrado por vacaciones

La ventaja de los libros es que puede uno sumergirse en escenarios de ficción (que mantienen suficientes lazos con la realidad como para reconocer el lugar real que los inspiraron, pero que no están sujetos a más normas que las literarias) sin más riesgos que los consecuentes a un síndrome de Alonso Quijano, por así decirlo. Así, puede uno disfrutar visitando Macondo de la mano de García Márquez, Comala de la de Juan Rulfo, Región de la de Juan Benet, Yonapatawpha de la de Faulkner o, qué se yo, Promenadia de la de Ricardo Menéndez Salmón, y disfrutará uno más o menos según sus propias preferencias como lector, pero la mayor parte de las veces saldrá indemne, aunque probablemente cambiado, de la experiencia. Sin embargo, ese poder mágico de los libros no lo tienen los periódicos, y mucho menos el BOE, de modo que de las visitas frecuentes a ese otro escenario de ficción que es la España de Zapatero (que mantiene ciertos lazos con el real que lo inspira pero en el que, a fuerza de realismo mágico, no se respetan necesariamente las leyes que gobiernan la realidad), resultan peligrosas y cada vez resulta más difícil salir indemne. Sea gracias a confluencias cósmicas y comparecencias de portavoces aparentemente escritas por Paulo Coelho, sea por brotes verdes, negociaciones de financiación autonómica, espías pescadores o cualesquiera otros de los muchos recursos literarios que manan de la fértil imaginación del presidente y anidan en las lenguas de sus muchos acólitos, lo cierto es que este escenario de ficción se está convirtiendo en un sitio en el que resulta muy difícil vivir para contarlo sin riesgo de insania ni billete al frenopático, así que, en lo que a la crónica política se refiere voy a tomarme unas vacaciones anticipadas y cerrar el blog hasta septiembre, que el descanso, merecido o no, es necesario para que la mirada que dirijo hacia nuestro día a día, de por sí subjetiva, no se instale definitivamente en la ficción y a la vuelta pueda hacer el sano ejercicio de mirar desde la realidad no sin apasionamiento, eso sería imposible, pero sí sin prejuicios provocados por el agotamiento, que es lo que nos provoca a muchos ciudadanos la situación política de este país.
Conste que he centrado la crítica en la España virtual de Zapatero en primer lugar porque es quien gobierna y en segundo porque la decepción siempre es más fuerte que la simple disensión, pero ello no significa en modo alguno que el otro escenario que día tras día nos tratan de vender desde el principal partido de la oposición resulte ni más creíble, ni más atractivo para instalarse allí. Puede que la política del PP sea menos fantasiosa, pero de ningún modo se puede decir que sea menos dañina. Claro que tampoco conviene quejarse demasiado, podría ser peor, o si no que se lo digan a los italianos condenados a vivir en Malebolge, el octavo círculo del infierno que Dante reservó para rufianes, aduladores, prostitutas, funcionarios corruptos y demás.
En fin, que pienso emplearme desde ya en anclar bien los pies a la tierra, que es la mejor manera de soñar sin daños colaterales, y ojalá nuestros políticos hagan los propio durante el verano y entre baño y baño recuerden que detrás de las estadísticas y de los sondeos, incluso de los del CIS, hay personas reales con problemas reales que son los que deben solucionar en primer lugar.

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