martes, 24 de febrero de 2009

Inconvenientes de los deseos cumplidos

Dicen que hay que tener cuidado con lo que se desea porque puede hacerse realidad. Cuando se disipe la euforia por lo que legítimamente en el PP seguramente consideren una victoria, probablemente piensen algo parecido. Porque los ciudadanos hemos logrado librarnos de un mal ministro, y eso es bueno, pero el PP ha perdido el clavo ardiendo al que tan desesperadamente se aferraba para distraer el foco de atención que con tanta insistencia pretende iluminar sus miserias para hacerlas bien visibles a la opinión pública. ¿Ha llegado por fin el momento en el que el PP comience a mostrar un comportamiento responsable? Lo desconozco, pero esperemos que ahora, sin tanto ruido de fondo, al menos la justicia pueda actuar con la serenidad necesaria para esclarecer los indicios de corrupción y, si llega el caso, podamos comprobar si los apóstoles de la asunción de responsabilidades defienden las dimisiones con la misma intensidad cuando los candidatos a dimisionarios son de los suyos.
Mientras tanto ha ocurrido una cosa bastante poco habitual, y es que debo darle la razón a José Blanco en algo, en este caso en que no es Federico Trillo precisamente quien pueda dar a nadie lecciones morales a nadie sobre asunción de responsabilidades, aunque, como sí es tradicional, no comparta las formas que ha empleado.
Esto de la política del clavo ardiendo parece ser adictivo porque en lugar de afrontar seria y responsablemente sus problemas, el señor Rajoy le ha cogido el gusto a las maniobras de distracción y ayer comenzó a pedir la dimisión del ministro de economía por la broma que hizo sobre la condición de exministro de Bermejo. A no ser que para hacer bromas o mostrarse irónico sea necesaria una licencia que el señor Solbes no posee (a diferencia del señor Rajoy, quien sí debe tenerla porque lo hace a menudo), no consigo comprender qué hay de reprobable en el comentario informal del vicepresidente económico. En fin, cada uno pierde votos como quiere, pero sería recomendable que se evitase a los ciudadanos el bochorno de ver al partido de la oposición aferrado al ridículo con tesón de iluminado, porque hay que recordar a unos y a otros que todo el tiempo que se pase mirando cortinas de humo se está de espaldas a los problemas de los ciudadanos. Y no les pagamos para eso.



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