jueves, 5 de febrero de 2009

El "camino" de Zapatero

Entiendo que recibir a cualquier alto representante de un estado extranjero con la debida cortesía es una obligación del Gobierno y más si se trata de un estado tan especial como el Vaticano que, queramos o no, goza de un cierto ascendiente sobre gran parte de la ciudadanía (bien que en su ámbito exclusivamente privado, o así debiera ser), comprometerse a no tocar los acuerdos del concordato con el vaticano, hurtándole una vez más ese debate al parlamento y por lo tanto a la sociedad, no. Las reivindicaciones laicistas de parte de la sociedad se pueden compartir o no, no creo que haya mayor problema en discrepar sobre este tema y no por defender yo mismo ese modelo de estado voy a creerme en posesión de la verdad absoluta, pero lo que es intolerable es utilizar las legítimas aspiraciones de un sector de la sociedad en época electoral y, una vez lograda la victoria aparcarlas en el más recóndito baul de los recuerdos. El gobierno del señor Rodríguez Zapatero haría muy bien en aclarar si comparte o no las aspiraciones laicistas de parte de la sociedad y obrar en consecuencia con toda la honestidad exigible a un gobernante democrático. No ser laicista no descalifica a este Gobierno, pero decir que sí lo es y hacer una política marcadamente antilaicista sí.

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