martes, 10 de febrero de 2009

El PP y la autofagia

Siempre he pensado que los políticos no son una clase independiente de la sociedad, sino su fiel reflejo, y la aparición de casos de corrupción no demuestra nada más que la falta de espíritu democrático de parte (afortunadamente minoritaria) del país. Los corruptos son minoritarios en todos los ámbitos, pero existen, y existen visiblemente en los partidos porque en buena lógica la política es un buen camino para quien desee hacer dinero de manera deshonesta, es decir, estos individuos se meten en política porque son corruptos, no son corruptos porque se dediquen a la política. Estos casos son muy difíciles de evitar por parte de cualquier partido, pero es exigible que cuando aparezcan se actúe con rotundidad y se marque claramente distancias con ellos, actuando así no debería de haber nada que reprocharle a un partido ya que es prácticamente imposible asegurarse de que todos y cada uno de sus militantes y cargos sean honrados. ¿Ha sido así en este (estos) último(s) caso aparecido(s) en la prensa? Pues sí y no, o mejor, no y sí, creo que el PP ha hecho en parte lo correcto, pero en su torpe intento de desviar la atención hacia supuestas conspiraciones ha conseguido lo contrario de lo pretendido, es decir, cuando aparece la denuncia de un delito y los afectados, que no implicados, se apresuran antes que nada a condenar su publicación y a enunciar teorías conspirativas más o menos delirantes en lugar de a condenar el propio delito y a quienes lo han llevado a cabo, es lógico dudar de su credibilidad. Porque los tiempos son importantes y culpar primero al PSOE y la fiscalía y después aceptar y/o exigir dimisiones de personas no imputadas, además de absurdo es contradictorio. Si alguien es una víctima inocente de un montaje, lo procedente es defenderle, los ceses y dimisiones aceptadas parecen más indicadas para sospechosos. Pero se ha pretendido hacer ambas cosas y, además, en el orden equivocado. Desconozco la importancia de las consecuencias que esta sucesión de noticias y errores propios tenga para el PP, pero tengo claro que gran parte de la responsabilidad por lo que les ocurra la tendrá su manifiesta incapacidad para gestionar situaciones delicadas.
Si hubiesen manejado bien el asunto y no hubiesen hecho gala de la increíble torpeza que han mostrado, podrían haberse visto incluso reforzados, es decir, puesto que nadie está libre de la eventualidad de que aparezca un caso de corrupción en sus filas, la sociedad debe juzgar a los partidos por su reacción ante el caso, no por la aparición del mismo, y en esta ocasión, teniéndolo todo a su favor porque la denuncia parte de grabaciones hechas por cargos del propio PP, la reacción ha dejado bastante que desear.
La Comunidad de Madrid, que hasta hace poco se ponía como ejemplo de buena gestión por parte del partido de la oposición, comienza a trasladar a la sociedad una imagen tan alarmante que los ciudadanos comenzamos a entender el caso del presunto espionaje, dicho sea en tono humorístico, claro: visto lo visto parece que lo irresponsable habría sido no mantener vigilado a tanto potencial delincuente, aunque parece que no se acertó mucho al seleccionar los objetivos.

No hay comentarios: