jueves, 3 de diciembre de 2009

Sin perdón

Tras mucho pensarlo, guiado por la buena fe y unos vastos conocimientos legales y basado no sólo en el derecho marroquí sino en el "derecho internacional de Marruecos"[sic], el cónsul alauí en Canarias ha encontrado una brillante solución legal para desbloquear la situación de Aminatou Haidar en Lanzarote: debe pedir perdón al Rey y tendrá su pasaporte en media hora. Lo que no especifica este prohombre de las leyes es si debe pedir perdón únicamente por haber escrito "saharaui" en la ficha policial de control de entrada al país o si también debe pedir perdón por haberse dejado expulsar ilegalmente de su territorio, si debe arrepentirse por haber sido detenida y torturada durante cuatro años, por haber permanecido todo ese tiempo atada y con los ojos vendados. No sabemos si el Rey de Marruecos considera que Aminatou debe pedir perdón por haber sobrevivido a sus torturas o si, ya que se pone, debe pedirlo por toda su obviamente aberrante existencia marcada por algo tan inaceptable para sus súbditos como la independencia de criterio y la fidelidad a sus principios. Pero sabemos que debe pedir perdón y con ello, gracias a la magnanimidad real, podrá volver a su casa, a ver a sus hijos, porque ya se sabe que el derecho internacional y los derechos humanos tienen un rango legal menor que la voluntad del Rey o incluso que su estado de ánimo. Ella, guiada por su traidora obcecación que le impide ponderar debidamente la infinita bondad del monarca, con toda seguridad se negará a pedir perdón, pero nosotros, todos los demás, debemos darle las gracias, no por su ridícula y ofensiva oferta, sino por mostrarle al mundo la naturaleza feudal de su reinado, así como su execrable naturaleza moral. Nunca viene mal que a uno le reafirmen en sus convicciones.

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