jueves, 10 de diciembre de 2009

Ciertas raíces, ciertas vilezas

Que la política exterior de este gobierno es errática es un hecho, pero inferir de ese hecho una cierta responsabilidad del gobierno en el secuestro de los cooperantes españoles en Mauritania, como hizo ayer María Dolores de Cospedal, es de una preocupante inconsistencia intelectual sólo achacable o bien a un poco probable desconocimiento, ya que los secuestrados en ese país son o han sido tanto de nuestro país como de Austria, Suiza, Alemania o Gran Bretaña, o bien a una concepción de la política enraizada en la vileza según la cual todo vale para desgastar al gobierno o para lograr el objetivo particular que corresponda, que es la misma concepción de la política que explicaría determinados movimientos del gobierno encaminados, en un caso bien distinto y sin relación alguna, por más que haya quien lo eche en el mismo saco, a responsabilizar a la víctima (Haidar) por las agresiones e ilegalidades padecidas.
Como lo es, por cierto, tratar de descalificar a quienes defendemos la estricta aplicación de la ley y las garantías del estado de derecho en todos los ámbitos, en el caso que nos ocupa en internet, con supuestas justificaciones de conductas delictivas que ni se recogen en el manifiesto por los derechos fundamentales en internet, ni se defienden por la mayor parte de sus firmantes. No es cierto que los productos culturales sean unos productos de mercado como cualquier otro, son unos bienes que gozan de una especial protección por su importancia para la sociedad que se refleja vía presupuestaria en forma de subvenciones y otras, pero tampoco es cierto que no deban tener un precio. Lo que deben tener es un precio justo y que se pague una sola vez, lo demás, tanto desde un extremo como desde el otro, es pura demagogia.

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