lunes, 10 de enero de 2011

Del huevo y la gallina: PSOE y PP frente a los transfugas

Si hay algo que se debe reconocer a los responsables de los principales partidos de este país es su constancia. Hemos cambiado de año y la campaña que esperemos que inconscientemente han puesto ambos en marcha en pro del voto en blanco continúa su imparable marcha. Uno de los más intolerables actos de esta campaña lo pusieron en escena los responsables de PSOE y PP en el pacto antitransfuguismo. Cabe suponer que un pacto se hace sobre la base de que las partes renuncian en parte a su interés particular para buscar el bien común, pero no es el caso, el valor del pacto antitransfuguismo es básicamente propagandístico: es una herramienta para poner de manifiesto el compromiso de los firmantes frente a algo que no es su interés particular, sino que ambos, y en realidad todo el mundo, reconocen como negativo y lesivo para los intereses generales de la sociedad. De hecho, tanto PSOE como PP preguntados individualmente muestran su rechazo al transfuguismo por considerarlo una práctica antidemocrática y por ende contraria a sus principios. Y en estas aparecen ante la opinión pública los representantes de ambos partidos en dicho pacto para hacernos saber que si el otro no cumple el pacto ellos tampoco lo harán. Es decir que los partidos que son alternativa de gobierno en este país están de acuerdo en que si uno de ellos hace algo que consideran antidemocrático y contrario a sus principios, ellos también harán algo, ruego que se me perdone la por otra parte ilustrativa reiteración, antidemocrático y contrario a sus principios. Este es un ejemplo de espíritu democrático realmente interesante de estudiar, imagínese el argumento trasladado a otras actitudes igualmente consideradas unanimemente antidemocráticas como la corrupción (robar está mal pero si tu robas yo también) o bién si extendemos el abanico a situaciones no propiamente políticas pero si igualmente inmorales o delictivas. En realidad el argumento es similar al que he escuchado a algunos falsos deportistas a cuenta del dopaje: tengo que doparme porque como todo el mundo lo hace de lo contrario competiría en inferioridad de condiciones, argumento, por llamarlod e alguna manera, tan falaz como inconsistente.
Pues bien la postura de PSOE y PP frente al transfuguismo es intolerable y de una pobreza intelectual y moral tan inaceptables que de hecho lo que demuestran no es su compromiso con una concepción ética de la vida pública como en principio de supone que se buscaba con el pacto, sino la defensa a ultranza de una concepción partidista y sectaria de la política en la que el único interés que se defiende es el particular de los propios aparatos de los partidos y sus posibilidades electorales.
Y lo más triste es que no he leído en prensa especiales críticas a esta postura, sino tomas de partido a favor de uno u otro y disquisiciones sobre si fue antes el huevo o la gallina. Así nos luce el pelo.

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