lunes, 11 de enero de 2010

Las ideas bajo cero

Acostumbrados como estamos a culpar de todo al Gobierno, ahora le responsabilizamos de los efectos de la ola de frío polar, al menos de los numerosos inconvenientes que las nevadas que esta ha acarreado conlleva. La mayor parte de estos inconvenientes son inevitables, al menos lo son si no queremos gastar en quitanieves más que en educación y defensa juntas, porque eso parecemos exigir: una máquina para cada kilómetro de carreteras, pero de los que no lo son y aun así han aparecido, generalmente los responsables están en las comunidades, en los ayuntamientos o mucho más cerca, porque frecuentemente somos nosotros mismos quienes a sabiendas de las dificultades cogemos el coche y lo hacemos, además, sin las mínimas precauciones exigibles. Estaría bien que comenzáramos el año con el firme propósito de mantener un comportamiento como ciudadanos tan honesto y responsable como el que lógicamente exigimos a nuestros gobernantes, pero puestos a admitir apuestas la hipocresía aparece como favorita. Claro que poca cosa más podemos esperar de un país en el que el líder de la oposición es tan abiertamente populista que acude a hacerse una fotografía junto a una cola del paro (a una prudente distancia, eso sí) para ilustrar una entrevista en la que anuncia su disposición a abaratar el despido y nadie le afea la grosera utilización del sufrimiento de tantos ciudadanos que pasan por dificultades. Este país es lo que tiene, en cuanto baja el termómetro lo primero que se nos congelan son las ideas, y no hay quitanieves que lo arregle.

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