jueves, 13 de mayo de 2010

Perro herbívoro, asno carnívoro

Dice un proverbio del Cáucaso, creo que concretamente Checheno: "un perro obsequió a un asno con carne, y éste le ofreció paja al perro, con lo que ambos se quedaron hambrientos". Esta sencilla sentencia venía siendo hasta ahora una metáfora perfecta de la vida parlamentaria española en la que cada parte entiende el debate como el ofrecimiento al contrario de algo coherente para sí mismo pero inaceptable para el otro, mientras que, lógicamente, toda vez que el contrario hace exactamente lo mismo, se rechazan sistemáticamente cuantas ofertas llegan por ser incompatibles con las propias convicciones. Pero hete aquí que ayer el perro se volvió hervíboro y descubrió las bondades de la paja y llevado por su recién descubierta fe de converso se la ofreció con fanfarrias y clarines al asno quien, no menos súbitamente que el perro, cambió sus hábitos alimentarios y decidió comer carne y defender su consumo, además, con pasión de profeta, por lo que el acuerdo fue de nuevo imposible. El Rodríguez Zapatero adepto a las políticas neoliberales se encontró súbitamente enfrente a un Rajoy defensor de las políticas sociales indignado por unos recortes que los simples mortales creíamos que defendía encendidamente hasta apenas unas horas antes de ser anunciados.
Lo malo del recorte es obviamente su injusticia, las dificultades a las que se van a ver abocados muchos funcionarios (que en nuestra mayor parte no somos Directores Generales sino que cobramos unos sueldos bastante ajustados) y pensionistas, pero conviene fijarse especialmente en el Presidente del Gobierno, porque de un plumazo ha contradicho todo lo dicho hasta ahora (algo difícil porque de contradicciones anda su discurso lleno) y ha abandonado la única idea-fuerza a la que, al menos dialécticamente, se había mantenido fiel hasta ahora. Ya no hay salida social a la crisis, ya no hay líneas rojas ni estado del bienestar que valga, nuestro presidente hinca la rodilla en tierra y asume públicamente que la única salida posible a la situación es la aplicación estricta y extrema de las recetas neoliberales que, cabe recordarlo ahora que él lo ha olvidado, han provocado la situación. Don José Luis, capitalismo refundado mediante, se pone el traje de la sastrería de Bush, renuncia a sus creencias y, de paso, traiciona la confianza de quienes le han votado y de muchos que no lo hemos hecho en que hay otro camino posible y dirigentes dispuestos a transitar valientemente por él. Pues sí los hay, los hay fuera de las políticas neocon e incluso los hay dentro pero con mayor sensibilidad social, sigue siendo injusto que paguemos por lo que no hemos hecho y que además salvemos a quienes sí lo han hecho, sigue habiendo muchas fórmulas de ahorro diferentes a la de los cinturones de funcionarios y pensionistas, sigue habiendo una forma diferente de hacer las cosas, una mirada ética que aclara mucho la visión, lo único que ha eliminado el presidente con sus medidas es el espejismo de que él fuera quien pudiera ponerlas en práctica, ilusión en la que de todos modos ya casi nadie creía pero por cuyo desvanecimiento probablemente tendrá que pagar un alto precio en las urnas, aunque nunca tan alto como el que pagamos y pagaremos los ciudadanos. Olvida el presidente que por mucha voluntad que le ponga el perro, si se alimenta de paja morirá inevitablemente, la fisiología es lo que tiene, y la política también.
Puede que nosotros perdamos poder adquisitivo y tengamos alguna que otra apretura, no es el tema central, aunque las cosas se deban hacer de otra manera si ésto sirve (cosa que habrá que ver) para que los cientos de miles de personas que viven hoy día una situación verdaderamente angustiosa en nuestro país encuentren una salida, personalmente lo daré por bien empleado, poco me parece nuestra pérdida en comparación con lo que pierde el presidente en dignidad, respeto y consideración. 

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