jueves, 31 de enero de 2008

Presunción de culpabilidad

Esa gigantesca corporación industrial llamada partido popular, primera productora nacional y quien sabe si europea de ruedas de molino destinadas a consumo humano, eso si, por el muy católico y sagrado rito de la comunión, pretende ahora convencernos de que el archivo de una demanda (la presentada en base a una denuncia anónima contra unos médicos del hospital de Leganés) no implica necesariamente la inocencia de los acusados, sino que no ha sido posible demostrar su culpabilidad. Es decir, que si la culpabilidad no se puede demostrar, no significa que seas inocente, sino que no hay pruebas suficientes. Yo no soy abogado, pero juraría que si en un proceso no se encuentran pruebas para demostrar la culpabilidad de los acusados, es que estos son inocentes a todos los efectos, que el peso de la prueba recae en el acusador, y no en el acusado, que existe, en definitiva, algo llamado presunción de inocencia. Se ve que ahora ya no, parece ser que ahora los informes periciales tienen mayor validez que las resoluciones judiciales, se ve que uno es moralmente culpable hasta que no demuestre lo contrario. Antes a las pruebas se les llamaba piezas de convicción, o al menos así lo he visto escrito en algunas ocasiones, y tal vez era más apropiado, tal vez "no convincente" se ajuste más a la utilización de las sentencias que hacen los partidos que "no probado" o "inocente", pero hasta que los jueces no se permitan sentencias en las que digan "le absuelvo porque no me queda otro remedio, pero me da en la nariz que el acusado es más malo que un dolor", sería conveniente que los partidos no lo hiciesen tampoco.
Sin embargo, hablando de injusticias, yo mismo acabo de ser injusto, la degeneración de la clase política no es responsabilidad exclusiva del PP: aquel partido del arco parlamentario libre de pecado en este sentido, que me tire una piedra, incluso le permito que apunte con saña, que yo seguire confiando en no recibir ningún impacto. Tal vez ni siquiera la culpa sea únicamente de los políticos, si hicésemos un experimento sociológico consistente en reunir una muestra representativa de la población española y hacer que se estudiasen todos los programas de los partidos que se presentan a las elecciones y seleccionasen uno exclusivamente en función de su identificación con él, sin saber a que partido corresponde, seguramente obtendríamos una distribución de escaños muy distinta de la que tendremos el 10 de marzo, con muchos más partidos, pero es indudable que las próximas elecciones PP y PSOE se repartiran mayoritariamente la cámara aunque hayan hecho méritos sobrados para recibir un ejemplar castigo electoral. Los que somos partidarios de una democracia radical a veces olvidamos que los ciudadanos no exprimimos los mecanismos de participación que tenemos a nuestra disposición, por tanto, si tuviésemos más, tal vez nada cambiase. Perdónenme el pesismismo, pero ¿no será que tenemos los políticos que merecemos? Será así hasta que los ciudadanos tomemos conciencia de que somos dueños de nuestro propio destino y obremos en consecuencia.

No hay comentarios: