Que me aspen si la decisión de Mariano rajoy de quemar las naves en la negociación con UPN anunciando la ruptura de su pacto en caso de la abstención de éstos en la votación de los presupuestos no constituye su mayor error estratégico desde que está al frente del partido. No porque vaya a entregar Navarra a los nacionalistas, mucho me extrañaría que a las postre en las siguientes elecciones no acudiesen ambos partidos juntos a las urnas, sino por la preocupante imagen de absoluta intransigencia que se desprende de este proceso. El presidente de Navarra se ha cuidado muy bien de explicar sosegada y argumentadamente el porqué de su decisión, y haya convencido de ello o no lo cierto es que difícilmente nadie con mediana independencia de criterio puede considerarle responsable de la ruptura, mientras que el PP se ha limitado a decir que o bien se hace lo que ellos quieren o se rompe la baraja, sin explicaciones ni alternativas, una triste demostración más de la ausencia de democracia interna de nuestros partidos. Y sin embargo, pase lo que pase ahora, es difícil creerse que de un modo u otro cuando se convoquen nuevas elecciones las aguas vuelvan a su cauce, proque a UPN le queda la posibilidad de gobernar con el PSOE, ¿pero que le queda al PP en Navarra?
Lo dicho, si se sabe que de todas formas nada va a cambiar a la larga, ¿que necesidad hay de dejarse en el camino la imagen de responsabilidad y tolerancia que se pudiera tener?
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